El nombre del historiador y profesor Fernando Castañón Gamboa estará siempre ligado a las manifestaciones culturales de Chiapas, pues fue un incansable investigador e ilustre mentor de las juventudes de su amada provincia. Recibió innumerables reconocimientos en vida y entre otros, uno de mucha importancia, de manos del entonces gobernador del estado, general Francisco J. Grajales, materializado en el Premio Chiapas, al crearse esta presea para distinguir a los valores culturales de nuestra Patria Chica.

El mejor panegírico de su actuación en el medio cultural de Chiapas lo escribió el profesor Castañón Gamboa con sus obras literarias de profundo contenido humano y social, con su vida ejemplar y con el acervo cultural legado a Chiapas, consistente en la Hemeroteca que ahora lleva su nombre y que administra el Gobierno del Estado de Chiapas, en donde guardó con celo documentos históricos para los estudiosos, de un valor incalculable.

El discurso pronunciado por don Fernando Castañón Gamboa con posterioridad a la recepción del Premio Chiapas, pronunciado ante los integrantes del Ateneo de Chiapas cuando le rindieron un emotivo homenaje, habla por sí, pues reconoció que al recibir la noticia de la muestra de respeto que se le iba a hacer “la primera acción habida en su espíritu fue la de rechazar la idea de hacerse presente (...) habiéndole manifestado a distinguidos amigos organizadores de la ceremonia el firme propósito de no aceptar y de rehuir toda ostentación”. Don Fernando alcanzó en el discurso antes señalado la excelsitud del pensamiento cuando señala: -“No fue sólo el impulso instintivo del hombre poco social que hay en mí el que me indujo a no aceptar ser objeto de la atención de todos los presentes, sino algo más verdadero, algo que ninguno de vosotros podrá dejar de afirmar como cierto y es que, simplemente, el hecho de que no es ninguna virtud el consagrarse, como yo lo he hecho, a la búsqueda afanosa de la historia de nuestro pueblo cuando en esa búsqueda, cuando en esa inquietud, se encuentra un placer y un alivio espiritual”.

En homenaje a don Fernando Castañón Gamboa se pueden repetir las sabias palabras de José Ingenieros: “La gloria nunca ciñe de laureles la sien del que se ha complicado en las rutinas de su tiempo; tardía a menudo, póstuma a veces, aunque siempre segura, suele ornar las frentes de cuantos miraron el porvenir y sirvieron a un ideal, practicando aquel lema que fue la noble divisa de Juan Jacobo Rousseau: vitam impendere vero, o sea, consagrar la vida a la verdad.


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
08 de julio de 2002.

Julio Serrano Castillejos