Un día con viento discurriendo apacible,
una soledad cargada de maletas
buscando entre la gente, una niña disponible
las amas de sus letras sonriendo coquetas.
Siguiéndola mis pasos esperaron en la vía,
hasta que una sorpresa, después del “yo la sigo”
prendieron sus ojos caminando conmigo,
pero no caminando juntos, “no todavía”.
Era veinte de Marzo, queríamos encontrarnos
y ya juntos, nuestras miradas no paraban de reír,
hasta entrar a la sala, manos sudando al sentarnos
como si ellas empezaran como aceite a sofreír.
Se apago la luz y con miedo cual ruleta en rueda,
le dije; “si quiero, pero no sé si pueda”,
dando mil excusas, espero hasta las canas,
hasta que contestó “Si se puede, sí le echamos ganas”.
No dije más, quede petrificado y vimos la cinta
era una loca que tenía un novio, eso me dijo:
“que todo loco debe tener novia, esposa e hijo”
sin más a media película caí en la cuenta.
Me declare, me respondió las tres palabras
más que hermosas, más que vida que despertaron,
“sí, sí quiero” fueron saetas que me atravesaron.
Y sólo voltee despacio a la pantalla,
no dije más, me quede temblando
no sabía de mi, como que ella
esperaba que siguiera hablando.
Hasta que salimos y nos tratamos como amigos,
estábamos esperando el camión, le pedí permiso
y la besé como a nadie he besado, y nadie me besó
y fue entonces que fuimos más que amigos.
Y fue entonces que caminamos juntos.
|