El amor y el humor son las mejores
remedios para el viaje de la vida,
puesto que aunque resulte algo aburrida
de veras que te alivian los dolores.
Y más cuando te saquen los colores
de manera inocente y divertida,
porque nunca verás quien te lo impida
ni repicando fuerte sus tambores.
De poco servirán las reprimendas
de los educadores reprimidos
que sólo saben pregonar desgracias,
excepto donde existan las prebendas
que sufragadas siempre por bandidos
una vez satisfechos dan las gracias.
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