Te miré en los cristales
con tus ojos de niño.
Tus pupilas estrellas
y tu boca asombrada.
Te miré en los cristales
donde dulces no vieras,
pero si los juguetes
que a los Reyes pidieras.
Te miré ilusionado,
palpitar el milagro.
Te miré con la magia
que proyecta tu risa
que recuerda mis sueños,
cuando absorta miraba,
las muñecas, los juegos.
Te miré y la tristeza
se escapó de mi pecho.
Mientras mire esos ojos,
esa boca,
esos sueños …
no habrá penas de olvido.
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