La noche se llena de silenciosos ruidos
tu sombra envuelta entre las llamas
del recuerdo.
El fulgor de la ausencia me confunde
siento el roce de tus labios,
siento la caricia de tus manos.
Y es una ola lenta y suave
que me invade, es la espina del deseo
perderme en la calidez de tus brazos
abandonarme calladamente a tus besos.
Solo para ti, fui agua dulce
solo para ti, fui tierra fértil
solo para ti, invente mil caricias nuevas.
Y hoy vaga mi caricia decierta
que obstinación la de mis manos
acaricia sombras desnudas
si solo hay vacío y silencio.
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