Amantes desinteresadas
de ancianos y desvalidos
ángeles sin alas
vestidas de blanco armiño.
Cuidadoras en la sombra,
abnegadas en total entrega
que a los ancianitos regalan
la ternura y el cariño.
En ellas los viejitos encuentran
lo que lejos está en su memoria,
una palabra sincera, una sonrisa
y alguién que bien les atienda.
Cuando se llega a viejos
se plantea el gran problema,
no hay cabida en el hogar
pues todo el mundo trabaja.
Tristes los viejitos salen
de lo que fue su dominio
perdiendo su identidad
sin recursos y abatidos.
Es triste que esto suceda.
Es triste verlos sufrir
ignorados y apartados
de lo que antes fue su mundo.
Toda una vida pasó,
ya nada tiene sentido,
tan sólo la sumisión,
el desamor y el olvido.
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