Arrancados de la tierra con violencia,
muertos sin paz y sin razón, sufrieron
inocentes víctimas el salvaje atentado que
amputó sus vidas, amores y sueños.
Aun no se borra ese julio dieciocho,
mañana dolorosa, segadora de vidas,
injusticia brutal que nos nubló los ojos,
aterradora daga que abrió profunda herida.
Añoramos ochenta y cinco vidas truncas,
marchamos en memoria de los que ya no están,
invitamos a todos a sumarse a esta lucha,
a este justo reclamo por Justicia y Verdad.
NOTA: Autorizo a quien lo desee a publicar, copiar o traducir cualquier poema de mi autoria, siempre que no se persiguan fines de lucro.
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