Escapé en tus brazos,
sin amarte.
Te conté mis sueños,
sin hablarte.
Me miraste intenso,
sin turbarme.
Me llevaste al valle,
a la montaña.
Contemplamos juntos los ocasos
y te perdoné las marcas en mis hojas
porque supe que mis frases te gustaban
y mis poemas dulce declamabas
para enredar con mis letras corazones
y hacer tuyos mis versos y pasiones
en la página eterna de la vida.
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