Aquí,
sencillamente,
sin prisa,
con la quietud de los amantes,
recostado en la soledad alegre de la tarde,
mi corazón te espera...
¡Turbios son los amores que no esperan!...
¡Alevines los deseos que no calman su dicha!
¡Esperándote estoy a ver si llegas!
dibujando en la brisa tu silueta,
tu candor y tu miedo,
recordando tus ojos,
añorando tus encendidos pechos,
tus gestos,
tu luz de primavera,
tu ancestral amor de bruja y viento.
Esperándote estoy,
aquí,
sencillamente,
sin prisa,
con la quietud de los amantes,
recostado en mis sueños,
recostado en la noche,
¡AMÁNDOTE!
¡SOÑÁNDOTE!
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