Ella era distinta,
su sencillez, de seda,
su corazón, el arco iris,
la piel y sus misterios,
como la selva virgen...
Pero murió,
se fue y no me dijo nada,
ni un verso,
ni una palabra...
Pero se perpetuó en los rincones del olvido,
y grande para siempre se hizo,
en un lugar perdido,
en un lugar al norte del corazón,
donde las azucenas crecen sin permiso,
y la boreal aurora cuida con su llanto,
los rincones,
los olvidos
y aquel lugar del norte.
(En tu recuerdo Ana Samblas)
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