Aire de pueblo errabundo, subidas y bajadas...,
cantera rosa en contraste con montañas,
con un cerro que en la punta se disgrega en color,
y ansías de recorrer el teleférico en las mañanas.

Dulce antiguo, de trompadas, melcochas,
sueño de guayaba y cajeta, con toques de charrascas;
olor de gorditas, queso mole, deshebrada;
solo tengo ganas de entrar a la mina helada.

Mucha plata, rodeada de héroes del ejercito,
Pancho Villa grita, arriba la Bufa,
arriba Zacatecas,
porque en Zacatecas vivo,
en Guadalupe duermo.

Pero allí no se quiere dormir,
sino estar toda la noche a la luz
de la vela en un ruedo hotel,
que tiene vestigios de sangre, de historia,
y de amores de cóctel.

Mashas