Todo se oscurece,
cuando el amor
tropieza en sus propias trampas,
cuando el azul del cielo,
se presenta a nuestros ojos contrariado.
Sin embargo,
si nos miramos,
nos damos cuenta que el amor,
nunca se va si se le cuida.
A veces,
los recuerdos se marchitan,
y los besos,
aquellos besos eternos,
claman volver a su lugar de origen,
a su lugar de siempre.
Pero el amor,
el amor delicado que acompaña siempre,
que está presente,
en tu corazón y el mío,
ese amor que nos protege del frío,
que nos acuesta y anima,
que nos susurra al oído,
¡ese amor que no se vaya!
que se quede en nosotros,
que no se asuste con nuestras tonterías,
y que por siempre,
y para siempre,
¡Anide....!
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