La espada de Calíope, el corazón de Erato;
las penurias del mundo para mi son un juego.
Soy el poeta valiente de los versos de fuego,
que al esclavo liberan de la cruz de Pilato.
Que en mí no se entierre nunca el odio ciego;
ni malicia oscura, ni el rencor más ingrato.
la espina mortal de la traición arrebato
del humano que mata con la daga de apego.
Victoria está en mi sangre, es Nike mi aliada,
con sus alas me protege en la mas dura batalla,
afilando mi espada hoy de luz engarzada.
Ven por mí ¡oh! victoria en tus blancos corceles,
hasta que del mal haya tirado la muralla.
¡Arda mi alma plena en tu corona de laureles!
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