Espero al apuesto caballero,
que quiera endulzar sus tardes
con la miel de mis ventanas.
Que al fijarse en mi caracolada melena,
se incendie de ocaso
la noche de su mirada.
Juntos soñaremos con la acuarela,
que bordea la aurora
en la frágil alborada.
El beso que selle nuestro amor,
concordará las notas
que suenen armoniosas,
con los palpitantes latidos del corazón.
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