Suena una sinfonía,
las notas musicales
se pasean por mi ventana,
corren a la carrera
y creo que “do” es quien gana.
Un estruendoso ruido
ilumina mi cielo,
me anuncia la llegada,
de cambio, de refugio....
del lluvioso mañana.
Los violines del viento,
en tu canción te acompañan.
Ven lluvia a rociar mi cara,
deja que tu frescor
despierte a las dormidas aguas,
limpia las calles
que forman el laberinto de mis entrañas.
¡Tintinea con tus gotas
mis internas campanas!
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