Siempre fue difícil orientarse hacia el sur,
hacia sus múltiples colores orientales,
sus dolores de siempre,
las confusas ceremonias del olvido
que sin las luces del ensueño
lo convierten en polvo.
Y cada instante que pasa
el sur se va muriendo anonadado
por el inmenso peso de las lágrimas
por el sudor frío que produce el lamento.
Pero ese es mi sur
y aunque su viento ahogue el horizonte,
merece ser querido
y rescatado de las lúgubres manos
que ahogan su contenido llanto.
Tu eres mi sur y te tiendo mis manos
para que alces tu mirada
para que sientas el calor de mi pecho
con la amistad como premio y como bote.
Tu eres mi sur,
el que no se rinde a la primera
el que se levanta del suelo,
el que protege la conciencia
y denuncia el aspaviento del poder.
Tú eres mi sur
¡¡aunque te mueras de pena!!
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