Que hermosos aquellos años
que creía en el amor
por una simple mirada,
por una simple sonrisa
convertida en un poema
donde los versos se escriben
en lo profundo del alma.
Los rasgueos de guitarras
acompañaban la noche
hasta llegar el alba.
Revoloteaban los besos
como estrellas sobre el agua
Y yo... ¡Ingénua de mi!
creía en las palabras
y las fui guardando todas
en un cofre de oro y plata
anudadas con un lazo
para que no se escaparan.
Al llegar el dulce otoño
murieron mis primaveras
y corrí a abrir el cofre
donde guardé tus palabras,
sólo me encontré el lazo
¡Las palabras ya no estaban!

Mercedes A. Alexandre