Vengo henchida de gran gozo
de un sentir, y no sentir.
De un amor puro y sublime
que en la calma Tú me das.
Hoy descubrí Padre amado
la plenitud en mi pecho,
la emoción hecha lágrimas
al sentir tu amor perfecto.
Ya sabes cuanto lloré
al sentir tu inmensa presencia,
fueron mágicos momentos
que me hicieron reflexionar.
Siempre te andube buscando
bien sabes que es la verdad.
Más hoy nuestro mutuo amor
colmó mis ansías de amar.
Fue una metamorfosis
el encuentro con mi Ser
cuando majestuoso se manifestó
saciándome de paz que tanto busqué.
Padre ya nunca mas
volveré a temblar por nada.
Tú me das el amor y fortaleza
que aquieta y tranquiliza mi alma
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