Si conocieras las artes adivinatorias de los Derviches
y solo algunos de los hechizos del país del Magred
seguramente me encantarías
y
como un ángel nada más que enamorado
me vestiría de sedas y lienzos
y danzaría para ti transfigurada
olvidada de todo lo que me dio origen
ensimismada en éxtasis sublime.
Si, si me encantaras,
danzaría encendida
y envuelta en mil aromas turbadores
dejaría mis sentidos adormecerse dulcemente
para que pudieras,
mientras llega tu caricia
leer en mi
el poema único que habla
de mi piel
y de mi carne
de la fuerza de mi sangre
de la historia de la llama
del fuego inacabable
y de este hálito repetido
por el que cada día
escapa
mi espíritu.
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