En la noche tibia descansa el aroma
de una frágil y tenue llamita de amor
su figura surge cual triste paloma
con el vuelo en alto y un bello candor.

  La ternura adorna el suave murmullo
y el brillo celeste de noche la une
con suave caricia que llena de orgullo
el vaivén del alma y el ser que presume.

  No le pide nada a quien la reduce
a una fragancia del tiempo en el aire
pero si requiere que quien lo produce
regrese al día que anuló su donaire.

  ¡Mujer!, se dice frágil cristal de hierro
candente susurro del cálido día
destellos de luces en pleno destierro
palabras que mezclan toda su osadía.




MONSERRATT CASTELEIRO CABALLERO
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Akacia