Si como dices bien, abdica el beso
y tal abdicación es de abandono,
al néctar y al manjar de ese embeleso
los mata el beso con fatal encono.
Sin embrago no estoy cautivo, preso
ni atado a tu pasión; con fe yo abono
de aquella abdicación de cruel exceso
el beso santo con el cual perdono.
Perdono, luego así sin tu presencia
ni el manto substancial de las pasiones
o la senda tenaz de esta mi suerte.
Perdono sin probar tu hiel y esencia
y así mismo también las sin razones
que enuncian sin saber la propia muerte.
|