Transito el lento camino de la agonía,
el dolor agudo,
manantial de sangre que se derrama en mi interior.
Las lágrimas retenidas por mi orgullo,
se filtran hacia mi interior ahogándome el alma,
mi respiración se vuelve asfixia.
Con cada latir desordenado y desesperado
tiemblan mis manos y se estremece todo mi ser.
El alcohol no induce el sueño,
ni amar otros cuerpos
quita tu perfume de mi piel.
Creí, estúpidamente,
que podría borrarte
hundiéndome en otros vientres,
solo logre flagelar mi espalda
recordando tus caricias.
Esta oscuridad que no cesa de traer tus ojos,
y el viento me envuelve de tu aliento,
¡aumentan mi necesidad de ti!.
Cuanto me duele seguir amándote...
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