Hoy vine a nuestro mar a despedirte,
sin otra pretensión que tu recuerdo.
Devoran mil pasiones donde muerdo
escaso de razones para herirte.
Mi vida ya no es vida al descubrirte
en brazos de la brisa en desacuerdo.
Me escapa la cordura en verso lerdo,
y el mar sólo me invita a más sentirte.
No puedo renegar de lo pasado…
me miran a la cara las derrotas,
castigan con dolor lo ya olvidado.
Tan sólo me acompañan las gaviotas,
en seco resonar promesas rotas
y arenas con tu nombre dibujado.
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