Yo he visto las naranjas,
esas flores redondas
de fantástico peso,
colgando de las ramas
del arbol de la infancia
Mi padre custodiaba
desde antes de la flor,
repasando el dorso de las hojas,
ahuyentando a las hormigas.
Los pulgones del trigo llegaron una tarde
y las gordas naranjas
que agobiaban el árbol
se cubrieron de insectos
diminutos y verdes;
mi padre los miraba
impotente y sombrío.
Subí sobre sus hombros
con un plumero suave
y limpié una por una
las frutas amarillas.
Era la defensa del amor.
Mis ocho años combatían.
(Publicado en diferentes antologías y revistas, y en la Antología personal "Del Epitafio a la Alegría" 2007)
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