Veo tu rostro triste,
en aquel dia negro,
no te culpes de aquello,
precioso niño bello.
Caminaste descalzo,
por caminos de heno,
tiritabas de frio,
sin nada en tu cuerpo.
La casa fria, vacia,
apagado el fuego,
tu muerto de hambre,
sin miga de pan seco.
Cuantas vejaciones,
sin venir a cuento,
cuanta brutalidad,
para un niño pequeño.
Dormiste agotado,
tiritando de miedo,
el sueño te ha vencido,
soñando un cielo.
(amigo, lo supe,
con solo mirarte)
|