Llorar,
por unos ojos que te han visto,
no es llorar.
Es bañar tu imagen
y dejarte un sabor a sal.
Cerrar los ojos es recordarte,
y recordarme,
con los brazos juntos,
con los labios juntos,
con los corazones juntos.
Da gusto bañar
tu image,
dejando así en el margen,
de tus labios,
el sabor de mis lágrimas,
para luego beber el mar entero
que tiene una vertiente en ti.
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