Noche serena que aún la recuerdo
sentados juntos estaba la calma,
así la nave avanzaba ligera
sobre las olas cruzaba la mar.
La tierra firme a lo lejos dormía
bajo la luz de la luna tan clara,
allí las brisas llegaban muy suaves
a la ribera tallando los bordes.
Mientras que danzan cruzando los cielos
dulces acordes las aves señalan,
los misteriosos sonidos del alma
eran más fuertes en el corazón.
A cada instante pasaban las horas
y sin embargo, yo no me atreví
a declararle el amor que sentía,
y la esperanza se fue diluyendo.
Lo vi en sus ojos de azul esmeralda
ya nunca más he sabido de Stella,
ni las gaviotas la han visto pasar.
|