Hermana mía,
no recuerdo el beso de tu partida,
pero si tengo pegado al alma,
aquella ausencia desmedida,
aquella pena, vacio infinito,
sin tus juegos y caricias,
aquel buscarte y no encontrarte
ni de noche ni de día.
Cuanto he añorado tu compañía,
de la noche a la mañana,
en primavera, verano, invierno,
esa parte importante de mi vida,
saltando de niña a adolescente,
sin tu cariño y tu alegría.
Ahora ha pasado el tiempo,
ha pasado toda una vida,
y aunque escuche tu voz,
siento tanta distancia,
la voluntad de encontrarte,
se pierde en tanta lejanía.
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