Un día después la memoria juega en versos
y trata de encontrar el rostro amado de la belleza,
de ese ángel que visito la noche anterior en la
soledad de su habitación.
Un día después tu hermoso rostro hace poesía
de las palabras, recuerda ternuras y asemeja
belleza, esparce por todos lados el mismo amor
de cuando la cama aún estaba tibia.
Un día después aun nos sentamos bajo el mismo
fuego y miramos los atardeceres juntos, yo desde
mi ventana y tú desde el cielo con las demás
estrellas que te rodean.
Un día después busco el silencio la promesa,
esa presencia física de lo moral, de lo sentible,
de lo sencillo que resulto decirte esa mañana por
primera vez, te amo.
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