Entre lunas que se acercan
reflejando su luz
sus colores,
sus miedos,
con la presencia inquieta
del mar de las serpientes,
el lago de los sueños,
el mar del frío,
y otros tantos...
Y a poca distancia cósmica
se perfilan los azules y blancos
mezclándose con la tierra del hombre,
con todos los sonidos de la vida
que renace en los minuteros del tiempo
Mientras, la mar coquetea
con esa eternidad
que es la espuma de las olas
atrevidas,
prepotentes,
furiosas,
arrogantes y heridas,
sin importar el bien,
sin inmutarle el mal
porque al final del camino
de esas dos materias esenciales,
se dotan las conciencias
en su turbulento devenir.
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