Nunca me habría perdonado a gusto,
que si el mayor secreto de mi vida
se perdiera entre tanta despedida
no me iba a recobrar del triste susto
Y gracias doy al diablo, siendo justo,
que basando mi suerte en la bebida
hoy la quiera pasar inadvertida
por tanto soportarla con disgusto.
Y como no me diera por vencido
ni me duermo pensando en el presente,
porque sólo me quedan estas rimas,
con cuyo goce voy entretenido,
pudiéndome expresar sinceramente
sin sufragar ningún alud de primas.
|