Nunca se me pasó por la cabeza
una postura positiva y sana,
como de mí quedase tan cercana,
lista y despierta siempre la presteza.
Y nada hay mejor que la destreza
para cambiar el hoy por un mañana,
si lejos de que alcance mi nirvana
demuestro con justicia mi franqueza.
Por lo demás aquí saber ya quiero
qué odiseas impropias no me influyen
en mi reinante estado de optimismo,
al saber que a menudo yo prefiero
seguir cuanto mis céfiros intuyen
y no quedar aislado en el autismo.
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