¿Por qué no me dijiste sin tapujos
cuando de niño yo te defendía
que en todas estas guerras se sufría
horrores sin ningún tipo de lujos?
Hermano, siempre me dejaste pujos
tal cual toda familia lo entendía,
porque de sobra el mundo respondía
con frecuencia al dictado de los brujos.
Y hay que ver como ni estando lejos
disminuyen los lazos de tu rabia
que incluso en el presente te relato,
que ojalá nunca vuelvas con festejos
a disolver con desazón mi labia
esgrimiendo dislate tan ingrato.
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