Nunca podré comprar felicidad
al precio que me exija a mí la vida,
y aunque requiere mucha voluntad
detrás no voy de quien hoy me lo pida.
A buen seguro habrá quien de verdad ,
y de forma agradable y divertida
pueda y quiera sentir curiosidad
por darme de simplón la bienvenida.
Con esa magia trato de engañarme
viendo que la verdad de veras duele,
cuanto más si relucen sus secuelas,
porque nunca pretendo retractarme
por más que el corazón se me congele
quien sabe, barajando sus quinielas.-
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