Robo de tu boca, cual si fuera mía,
aquella frase que días pasados pronunciaste
“una verdad oculta es una mentira en potencia”,
nada más verídico, innegable que aquella expresión,
como quien lo dice y se jacta llevando la bandera hacia lo más alto del firmamento,
venerándose de discernir entre una y otra expresión. No siente culpa,
falta, omisión ni delito, yerro contra las leyes humanas al mentir en la cara cual caradura.

La verdad se diluyó, como azúcar en el agua y de verdad no quedo nada,
se evaporó en el intento, girando estrepitosamente hacia el vacío de la mentira.
Concebí que esa mentira, “verdad oculta,” repercutiera en mis huesos expresando
diferentes melodías,de saber que no era cierto.

Cólera, impotencia, desazón de ser premonitoria, confiar en mi organismo,
en mi intuición, re-afirmarlo en mancias.
Sin entender entonces, quedé entumecida, abatida,
blasfemando por este maldito empeño por mentir,
por hacerme sentir loca, delirada.
Ya no basta que sea tu esencia, lo instruido,
ni tampoco excusas sin sentido, desvariadas.

No me presumo de la verdad cual trofeo solo pretendo una honestidad sincera,
llevando el corazón en la mano.
Basta de farsantes y frases profesadas que dejan en el alma cicatrices.

Basta de mentiras penetrantes que no dejan elevar, porque de eso ya poseo.

Hechizera