Que venga el oleaje ya de frente
si a posta pongo rumbo contra el viento,
quiera mi suerte escape del tormento
como aquí lo deseo, es evidente.
No soy a veces nada consecuente
si a propósito escondo el fundamento,
hasta quedarme solo y sin aliento
por alcanzar la costa aunque reviente.
Y a posta sigo con dolor dejando
el rastro de amistades olvidadas
casi siempre a la vuelta del camino,
quizás porque me sienta ya cansado
de recibir las mismas bofetadas
sin que mejoren mucho mi destino.
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