Desvanecido amor, sutil quimera,
tras la cual sin sin pudor nos arrastramos,
siempre que de la raya nos pasamos
a veces presumiendo de cartera.
Pues el amar no admite mucha espera
y a voz de pronto repartimos ramos
de flores donde quiera que vayamos
aunque a veces la musa ni se entera.
Quien sabe si por ir muy despistada
de los detalles tiernos pasa un kilo
ante los avatares de la vida,
y consigo quizás desencantada
de su semblante lúcido y tranquilo
presumir no pretende resentida.-
Luis Pérez.-
|