Soneto.-
Donde falta una buena previsión,
-lo dicen sin pudor los precavidos-
y añaden que si estamos distraídos
seguro faltará la provisión.
Y al refrán no le falta su razón,
porque una vez los níscalos perdidos
los retos ya los damos por cumplidos,
viendo que no nos llega la ración.
Y es que quien vive siendo consecuente
sus posibilidades acomoda
a lo que suceder siempre le pueda,
porque plantará cara al presente
estando bien atento a su pagoda
para seguir al hilo de la rueda.
|