Soneto.-
Si me voy a seguir desengañando
por convertir las penas en sustento,
mientras logre callar el pensamiento
de tantos miedos que me estoy callando,
mejor será que siga imaginando
un final que termine tan contento,
si hasta podría retocar el cuento
con tal de continuar zanganeando.
Porque el ir por la vida de obediente
quizás resulte cómodo al instante,
pero a la larga siempre algo aburrido
si al mirar al verdugo bien de frente
podría suponer un fuerte cante
desde luego que poco agradecido.
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