Soneto.-
Aunque mil veces me pregunte a solas
cómo prosigo sin saber de amores,
si es porque espero miel de mil sabores
sin tener que ensayar tantas cabriolas.
O será que no estoy muy bien de humores
y mi ánimo revuelto con las olas
prefiere cultivar las amapolas
bien lejos de ese mar de sinsabores
Si bien lo sabe Dios que me disperso
cuando la luna, muerta de la risa
encamina sus rayos más brillantes
contra mi corazón de piedra terso,
sabiendo la razón que de esta guisa
tan sólo cederé por mil diamantes.
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