Soneto.-
Soneto.-
Un señor que gobierna acojonado
porque ve que el timón se le disloca,
debería explicarse con su boca
y dejarse de andar de medio lado.
Quizás camina el hombre disfrazado
haciendo muecas digno de una foca,
tan esquivo que siempre se equivoca
si al alcance no tiene un buen letrado.
Tanto que se diluye sin chuleta
y sin palabras queda en el vacío
pidiéndole clemencia al periodista,
aunque tengamos que aguantar su jeta
al ver que semejante desvarío
será siempre lo propio de un autista.
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