SONETO
PERDER LAS RAÍCES
En mi país me juzgo ya extranjero,
tal que hubiera perdido mis raíces,
donde las gentes andan tan felices
mientras que yo me escondo en mi agujero.
Quizás haya perdido mi salero
odiando a los que comen sus perdices,
pues todo les importa tres narices
si mantienen con plata el monedero.
Porque el lujo es señal de la riqueza
cuando desde la cuna se disfruta
entre tanto se viva en la bonanza,
si yendo por el mundo con destreza
al contrario el tesoro se disputa
asegurando el éxito en confianza.
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