SONETO
MORALMENTE AL HOMBRE HUMILLA
Padecer moralmente, al hombre humilla
haciéndole sumiso y tan esclavo,
aunque valer no valga ni un centavo
si codazos recibe en la mejilla.
Que si valientes somos de boquilla,
algo habría que ser, al fin y al cabo,
si entre las piernas se escabulle el rabo
ya procede tomarse la pastilla.
Por eso con los ojos bien abiertos
ando por si la Parca me sorprende
justo a medio kilómetro de meta,
que siendo ya mis cánones muy ciertos
de cada vástago el marrón depende
que sin fe ante la ley me comprometa.
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