Listado de poetas en orden alfabético

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zuaznabar

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  alrededor de la calina sorda y cerrada la puerta se abrazan los ramos como abrasados, debajo del rbol la edad gloriosa del cielo promete partir qued ndose quieta el nectario de un jard n ...

  yo de tu voz precipit un nido extensor, que llegaba a los confines de un silencio aletargado y fr gil, como lluvia de primavera mil veces amanec aquella ma ana, ca da de la noche transit ...

  de no decirlo me quedar a mudo y caminando y acaso por su premura las palabras empezaran a gotear sin darme cuenta, cuentan que del silencio, esa estremecedora f brica de sonoridades y ...

  te sigo claro atajo detenido en la curva en la noche tersa que en lo oscuro del bolero me amenaza con guardar el primer beso la rec ndita caricia con que armo el jard n sin darme cuenta que con ello ...

  soterrada tu piel en mis pupilas de amargo yo, transparento la paz qu sed la que camina tras del alba qu voz la que se levanta suave y gris no de tu corona sin la espina de tu balc n de par ...

  en medio de la nada y cerca de todos los rincones velo de por medio y azul por ninguno de los bordes un aire de los vientos peinando una a una las nubes encaracolados los pezones de los ...

  transparentas del amanecer lo que jam s ser del d a inquieto y ni o que llueve sin cesar quien m s orgulloso de tenerte como testigo que este sol acuarelado y anciano que tiembla no s si estas ...

  invisible vibraci n que suena en mi memoria insensiblemente hilada por la circunstancia que se eleva, vuela y se arrastra hasta la luz puedes, de quererlo yo, anunciarme el d a decirme ...

  tus manos son para mi el mar que me contiene me derrama, me desintegra y sin embargo� camino dentro de ellas como si fuera nada m s que los diez dedos que me llevan por los mil caminos donde te ...

  repica el sol rojamente aderezado en el tajo de la colina oscura poblada de rboles y las vertiginosas fosas de mi alma se pueblan de gigantescos p jaros temblorosos que huyen al repicar ...

  no te nombro cada vez que huelo la noche y la corto en nubes tan delgadas que caben en la arena navegando un solsticio completo sobre el jard n lleno de colibr es fosforescentes no, no es la ...

  dentro esa generosidad que tienen las cosas idas, que dejan pasar la atadura de los d as que corren por su piel, sin siquiera preguntarte a donde vas: a su centro vital o a su inexpresada ...

  Puedo adelgazarme al punto de ser casi nada y transportar los muros de la rec ndita prisi n donde me hallo sentado, sin pensar y mirando la claridad donde se esconde ese algo que a oro que ...

  y si no fuera lo ltimo la muerte de las l neas que separan lo nfimo de lo infinito que acicalan lo h medo de lo inundado y si no fuera que las cosas son todav a un complicado testimonio de lo que ...

  rozando los esqueletos de las hojas que quedan despu s del oto o pasado en aquel olvidado rinc n, me dices� que mi amor es s lo un tren con boca de colibr y yo levanto mi cabeza, fijo mis ojos en ...

  s de un tiempo en el que fuiste menos de lo que eres: un cuerpo, una canci n, un recuerdo, el borde de la noche, un camino sin recorrer, en el que me perd a encontr ndote s de un eclipse que ...

  furia ciega que esconde la sed transitoria de tu voz empuja un potro bermejo y p lido, pariente del fuego, con palabras que suenan a lluvia de imprecisiones estrellada su estela mengua su ...

  aqu en la noche espesa y l quida oigo pronunciar su nombre simple aquel que le pusieron los rboles, las paredes y yo que no pod a callar con sus silencios y caricias aquel que recorr a mi voz a n ...

  qu ser de aquellas telas, el sticos, botones o cierres liados en senderos de hilo, comparables a un laberinto que te recorren vistiendo tu cuerpo y alimentando tus gestos vinieron, qui n ...

  lluvia de luz sobre la llanura h meda del ciego, ciego reposar de los objetos est s ah , ah , aletargado amanecer de mi alma; insecto devorador que talla de sesgo la luna tendido a los pies ...

  algo indetenible se abrasa al tiempo con sus manos de sierpe y arena construye una catedral sin mitos una maravilla sin andamios, intermitente donde la espuma corre por las venas ...

  ausencia azurina que devora el viento de sus manos, insectuosa surge una voz horada la memoria su eco carnal como ni o reci n nacido sin alimento ni llanto febril la voz del silencio ...

  cuando tomo tus senos en mis manos �que maravillosa quebradura de lo hermoso� mis dedos de s lo sentirlos reconocen tu sonrisa y socavan la c lida piel donde te habito y siento una ...

  padre, cuando algo de mi se refiere a tu sombra todo cabe en el silencio, en aquella mano que todo lo palpa, en aquella sombra tersa desde donde te miro en un espejo transparente no recuerdo ...

  somos muchas cosas, tambi n lo que nunca pudimos ser fiebre p rpura, retozado coral o hambre sin ma ana placeres en rboles prestados, r sticas sonrisas sin gesto m scaras templadas ...

  te com as mi alma a trozos sin saber que la ten as dentro empalagada la luz cortada en sesgos de colores vivos penetraba tu voz en mis silencios hoscos y sin sabor sent a tus pasos en el ...

  te sigo claro atajo detenido en la curva en la noche tersa que en lo oscuro del bolero me amenaza con guardar el primer beso la rec ndita caricia con que armo el jard n sin darme cuenta que con ello ...

  no te robes mi muerte otra vez, intransitable r o jam s, deja que muera una vez m s, s lo una que suba herido al portal donde estuve antes de nacer tan estrepitosamente, sin decir nada vida ...

  no te nombro cada vez que huelo la noche y la corto en nubes tan delgadas que caben en la arena navegando un solsticio completo sobre el jard n lleno de colibr es fosforescentes no, no es la ...

  No desespero si el agua, trozada en vapores, se arremolina tersa, bordada de espuma vini ndose a las orillas, como un gato a mis pies h medos que pisan la transparencia como si de un puente ...