Ricardo llamó angustiado, con voz temblorosa pero alterada, casi enojado, estaba en el Juzgado Décimo de la Delegación de Los Encuentros, se cortó la comunicación. Salí de inmediato, me unía a él una amistad entrañable... Al llegar un Juez de apellido Fierro me llevó por un pasillo, abrió un cerrojo y allí estaba, sentado en una banca de cemento, con los ojos inyectados y un aliento alcohólico..., después de unos minutos nos retiramos y el Juez me dijo que su esposa y su hijo habían levantado la denuncia ya que la quiso golpear... La multa era de $2,500.00. Me invadió una tristeza enorme, estaba conmovida hasta la médula... Ricardo se quedó 36 horas arrestado.
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