Ricardo realiza un sin fin de actividades hasta donde sus fuerzas se lo permiten y en no pocas ocasiones se ha esforzado sobrehumanamente, como cuando no lograba salir de su auto porque no podía sostenerse en pie...
Le espera un futuro prometedor si logra mantener sus miedos sin que lo lastimen como hasta ahora, venciéndose a sí mismo todos los días, si actúa con serenidad y entereza. Depende a cada instante de su fe, de esa fe en el Supremo Hacedor a la que se ha entregado en cuerpo y alma, de esa fe que va más allá de las palabras y que tiene adherida a su ser.
Aunque su entusiasmo es evidente, su recuperación se ha visto mermada por la falta de apetito y por el esfuerzo constante que realiza por consumir bocanadas de aire, a pesar de que ahora utiliza oxígeno día y noche. Pasa largas horas en silencio..., su carácter ha cambiado también y se ha vuelto irascible.
¡Celebremos su partida! Ricardo ha vuelto a la armonía, a la paz, ha regresado a casa, al Reino de las Luces, donde goza de la Presencia Divina.
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