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Imaginación a la deriva

No cabe duda que hay situaciones que suceden en la vida que uno no podía siquiera imaginar.
Me acuerdo de cuando era niño… le pedí varias veces a los Santos Reyes que me trajeran unos patines y el desencanto al ver mis zapatos vacíos se volvió rutina. A Santa Claus no le pedía nada porque pensaba que solo le traía juguetes a los niños gringos o a los hijos de los ricos, pero yo tenía esperanza en los Santos Reyes porque si fueron a visitar en un pesebre al Niño Dios pues con suerte también a mi traerían algo. Ante la ausencia de regalos comprendí que tal vez no encontraban mi casa porque esta era más bien una choza escondida y alejada de cualquier parte.
Por eso, cuando al fin aparecieron mis patines cuando desperté el día de reyes no podía creerlo, sobre todo porque me había dormido triste la noche anterior pensando en que sucedería lo mismo que otros años. Estaba triste no solo por eso sino porque casi no había visto a mi padre en el último mes ya que se encontraba trabajando doble turno y solo lo veía hasta muy tarde cuando venía muy cansado a darme las buenas noches.
Pero todo cambió cuando llegaron mis patines que con tanto encono había pedido a los Reyes Magos, estaba que no cabía de felicidad y me di cuenta que mis padres disfrutaban al verme así, tanto, que vi en sus rostros escurrir lágrimas de alegría.
De verdad no me imaginaba que esto a mí me iba a suceder y menos imaginaba sentir lo que sentí, no solo por los patines sino por lo que en mis padre vi.
Varios años después me enteré que los Reyes Magos me llevaron los patines gracias al doble turno de mi padre. Quien se lo iba a imaginar…yo no.

Muchas cosas suceden que uno no puede imaginar.
Como por ejemplo lo que le sucedió a mi compadre Toño que era querido y respetado por toda la comunidad. Era amigable, alegre, honesto, fuerte, saludable, valiente y por si fuera poco, hasta bien parecido.
Estaba casado con Carmencita, mujer bonita, menudita, hacendosa
que vivía solo para adivinarle el pensamiento y complacer a mi compadre.
Pero sucede que un día llegó un forastero atrevido que nadie supo de donde venía. Consiguió con no sé qué artilugios que mi compadre en su casa temporalmente lo hospedara y le diera su confianza. Después de varios días, alguien lo observó en la madrugada escapando a todo galope llevando en ancas a Carmencita y se vio que no a la fuerza pues abrazada iba a su cintura, se fue hacia el monte por veredas desconocidas.
Al enterarse mi compadre le acompañamos varios amigos a buscar a Carmencita que al parecer de mensita nada tenía y a su raptor, aquel forastero hasta hace unos días desconocido, abusivo, traidor y mal amigo. Día y noche los buscamos por diferentes caminos, pero ellos se fueron quien sabe dónde, se volvieron ojo de hormiga.
Nadie volvió a saber nada de aquél mugre forastero ni de Carmen (que ya no se merece ni siquiera el diminutivo).
En cambio mi compadre jamás volvió a confiar en nadie, se puso arisco, de mal humor, triste e irritable, todo lo contrario que era antes de que pasara lo que pasó. Se tornó solitario, ni a mí que era su compadre me quería ver; dejó de comer como comía y solo se dedicó a beber y a pesar de que era tan fuerte en poco tiempo se consumió, tenía los ojos hundidos, casi tanto como el dolor, los pómulos salientes y el esqueleto a flor de piel. Ni pizca se parecía a aquel mi compadre bueno y alegre que toda la comunidad quería.
Si uno recuerda la vida de antes, quien se iba a imaginar que todo esto pasaría, porque ocurren en la vida cosas…que uno ni siquiera se imagina

No todo en la vida es malo, si es injusta la vida no lo puedo saber porque sin que uno se lo imagine también ocurren las cosas buenas que uno está lejos de imaginar y para muestra, la historia de Pedro es un ejemplo cabal.
De padre y madre fue huérfano Pedro desde los 7 años de edad. Vivía de la caridad y en un jacal, perdido entre la maleza. Sin embargo, no se le veía en los ojos tristeza, por el contrario siempre asomaba en los labios una espontánea sonrisa, era como un pájaro libre volando en la inmensidad.
Desde temprano acudía a las casas a ver que se les ofrecía, a pesar de su ropa tan gastada siempre limpio se le veía pues a diario un baño se daba en las orillas del río. Le hacía mandados a todo el mundo y la gente le correspondía con un poco de comida, ropa vieja o con algunos centavos que en su mayoría guardaba, pues con el hambre resuelta de nada mas necesitaba.
Entre 8 y 9 tenía cuando con lo poco que tenía se fue a la capital, solo, con su sombra y sus sueños de niño, como no conocía los peligros, se fue sin ningún temor.
Vivió quien sabe dónde, con lo que llevaba le alcanzó para comprarse un cajón de bolero y a eso se dedicó durante un tiempo; descubrió una escuela nocturna terminó la primaria sin ningún esfuerzo pues le gustaba, lo hacía por voluntad, nadie se lo exigía.
Mientras estaba creciendo trabajó de mesero, de lavaplatos, ayudante de cocinero, fue aprendiz de electricista y de plomero. Se hizo hasta de novia, a la que después llevó al altar.
Trabajó y estudió sin cesar y terminó por ser abogado. Estableció un bufete con varios amigos y dio asesoría gratuita para los que nada tenían, fue a su pueblo y aunque ya muy poco se acordaban de él, les ofreció sus servicios también sin pagar a todos aquellos que le tendieron la mano y que lo pudieran necesitar. Ya era rico y famoso, pero de su infancia y origen nunca se olvidó.
Todo el pueblo de él se sentía orgulloso, pues nadie pudo imaginarse jamás hasta donde Pedro podía llegar.
Cierto, este niño sin padre ni madre, solitario en el mundo; con esfuerzo, tesón, trabajo y su alegría de vivir llegó a donde quiso pero eso, nadie, solo él, lo llegó a imaginar.

La vida tiene cosas buenas y malas que ocurren sin haberlo imaginado.
Tampoco nadie imaginar pudo lo que llegó a pasar con Cirilo, un joven valiente y audaz que en cualquier parte destacaba por su lucha feroz contra la más leve injusticia.
Era un nato orador y a capa y espada defendía el derecho a ser libre, la igualdad, la justicia, el derecho a opinar, a que todo mundo tuviera un lugar para lo que quisiera estudiar, tener un trabajo y asistencia en salud.
De tanto oír sus discursos la gente lo vio como alguien confiable que los pudiera representar para lograr todo eso que él decía y que decía con mucha razón, por eso a nadie extrañó que por abrumadora mayoría ganara la elección para Presidente Municipal.
Lo que si extrañó a la gente, una vez que tomó posesión de su cargo fue su cambio tan radical. De ser un joven sencillo se tornó en un ser soberbio y despectivo .El, que antes vestía de camisa y pantalón ahora iba siempre trajeado, con camisa y corbata finas, zapatos de lustrosa piel, reloj y cadena de oro que ostentaba sin cesar.
No había nadie que tuviera el privilegio de una audiencia con su presidente, así fuera de importancia vital, no tenía tiempo, decía para perderlo con la chusma, él estaba dedicado a trabajar.
Traía coche fino de reciente modelo con chofer y detrás otro coche con 4 guaruras de pistola y de sombrero con aire de perdonavidas. Solo por dos horas se le veía en la oficina para autorizar a contratistas que le dieran su tajada y a checar lo recaudado, lo que había en Tesorería.
Muchos proyectos anunciaba, que le dieran tiempo les decía, porque se requería de mucha plata y para obtener los fondos tres veces por semana a la capital se iba de viaje para acelerar los trámites y obtener cantidades millonarias para cambiarle la cara a este pobre municipio. Sin embargo muchas veces se le vio allá en la ciudad en hoteles y restaurantes de un lujo sin igual y amanecer en tremendas francachelas entre vinos y mujeres.
De las obras anunciadas, ni una piedra se había puesto, las aceras destrozadas y las calles por igual, problemas cotidianos del agua y la basura, los jardines descuidados, pero eso sí, multas sin cesar por cualquier banalidad y elevación de los impuestos fundamentados en tener nuevos ingresos para futuras obras de excelente calidad.
Pasaron los meses con desesperante lentitud, la gente ansiaba que su período de gobierno terminara, hasta que por fin concluyó, por cierto, sin ninguna obra pública iniciada, lo cual justificó con la carencia de dinero, tanta era, dijo, que se tuvo que endeudar, no él por supuesto, sino el municipio, porque el por suerte se sacó la lotería y con eso construyó dos residencias en el pueblo y otras dos en la ciudad, un depa allá en la playa y una lancha de motor y todavía le sobró para abrir el banco una cuenta millonaria. Que suertudo el hombre.
El está consciente que en el municipio nada se pudo hacer pero no fue por faltarle ganas, sino porque no le dieron el dinero y para que no duden de su buena voluntad les pide que lo apoyen con su voto, quiere ser su diputado y jura y perjura que una vez que la diputación consiga hará todo lo posible para que este pobre pueblucho se transforme en ciudad.
Quien se iba a imaginar que aquel joven que con tanta enjundia hablaba de justicia y libertad terminara siendo un personaje tantas veces repetido, cínico y corrupto, ambicioso desmedido, un patán empedernido…quien se lo iba a imaginar.

Después de todo esto, no creo que sea la vida , sino la persona, el ser humano que hace o crea en su vida lo que nadie se iba a imaginar. En fin, es lo que yo me imagino, pero cosas tan distintas pueden suceder, que yo… ni me imagino.











Gatica

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Publicado el: 27-11-2017
Última modificación: 00-00-0000


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