Poco sabia que iba a llegar
como una bocanada de poco aire
que me oprimía el pecho,
me torcía las entrañas.
Así sucedió sin mucho entender que
que se llamaba angustia.
En ese instante pude abrir los ojos
y entendí, sentí.
Tenía que dejarlo ir,
había pasado demasiado,
no había valor,
el cristal comenzó a quebrarse,
el corazón se iba destrozando de a poco,
entendí lo que se ama y lo que se odia.
Entendí el dolor.
Quería ser fuerte, intentaba serlo.
No puedo... en este minúsculo momento lloro
no encuentro consuelo.
Entre mis recuerdos aparece una imagen...
El almacén.
En aquel almacén estaba esa niña frágil,
que alguna vez conocí.
Rodeada de frascos viejos,
diferentes aromas, diferentes sabores.
Lugar donde pensé había amor.
Tan lejos, tan frio, tan sola, tan triste.
Duele, lastima.
Intento pensar que este segundo,
estoy en tu cesamiento,
me extrañas... aquí estoy, ¿me ves?
¿Alguna vez me viste?
Así me quedo, así me siento hoy
aquí y ahora,
necesitaba llorar, despedirte.
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