Más de doscientas mil personas –según la prensa local- se asomaron a la Avenida Marítima de la ciudad para presenciar la llegada del lujoso buque “Queen Mary II” que por primera vez atracaba en nuestra bahía.



Padres que se peleaban con el vecino por un aparcamiento con actuación policial mediadora, niños que recibían un billete de “dollar” de la mano del rubio visitante, culotocadores a mansalva, citas prohibidas ..…ya se puede usted imaginar. De casi todo.



Creo que desde la manifestación por el derecho a una Universidad para la isla más poblada y motor económico del Archipiélago canario - Gran Canaria -, no se habían reunido 200.000 personas por algún motivo.


Ni por el derecho a la autodeterminación del Sáhara abandonado en brazos del alauí, ni por la desastrosa situación de la sanidad local – cada vez más largas listas de espera, programas quirúrgicos en clínicas privadas, no sustituciones de bajas laborales…etc. -, ni por el vergonzante tributo ( a veces hasta 6 € ) del aparcamiento para trabajadores y visitantes del área hospitalaria

- pareciera que van/vamos a un festival de esos que “facilita” el ayuntamiento “gratis total”…., vamos, por casi nada se han movilizado en esta isla 200.000 almas.



Ni por el estado de las carreteras, la inseguridad ciudadana, el maltrato a niños y mujeres, la explotación de las prostitutas, las mafias de las empresas constructoras, …¿seguimos? .



¿Qué tiene ese barco para que la población haya hecho tal derroche de energía esa fecha inolvidable?

O mejor

¿Qué tiene la población para que un barco haya hecho que se derroche esa energía?

Fue todo un espectáculo.

No, el barco no. Espectacular ver doscientas mil almas atónitas ante la presencia de un barco de lujo.

Espectacularmente espectacular.

Más espectacular, la opinión de alguien que supo que yo no asistí a tal evento:

“Te estas aislando Georgibus….”

“Gracias, cielo”, me/le dije – por si acaso -.

No es de extrañar en esta “sociedad del bienestar” donde la población debe pagar algo tan básico para la simple supervivencia: agua y luz.

De imbéciles, pero espectacularmente reincidentes.
Así nos/les vá.


(escrito a principios del siglo XXI)

Jorge del Rosario