Viajo mucho Jaguar, hasta donde sus patitas ya le dolían y tras selvas, río, montañas. Diviso un enorme animal de aspecto extraño. En su tierra no existe este animal, llega y saluda:
-¡Buenas Tardes!-
Y arrogante, soberbio se muestra el Ñandú, le mira con el rabillo del ojo y tan solo entre cierra los ojos, sacude sus bellas plumas.
Jaguar no entiende nada, todos en la Gran Tierra, siempre son gentiles ante los extranjeros.
¡Buenas tardes!, Repite con cortesía. Nada silencio rotundo.
¡Bah!, Que animal es una bestia extraña.
Se muestra, ya algo interesado, pero no habla...
El Jaguar descansa sus patitas, las lame. Y de un momento a otro cuando cae el sol entre la inmensa pampa, reflexionan de su belleza dando gracias a la madre tierra por su infinita bondad al crear tan bello lugar.
Buenos Aires Mayo 2005
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